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8 formas para lograr ser más resiliente

Desde Gastrosud, viandas en Mendoza, creemos que para ser más resiliente es imprescindible aprender a ver el lado bueno de cada situación. Aunque parezca lo contrario, siempre se puede aprender algo de cada cosa que nos ocurre.

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Es imprescindible, para ser más resiliente, aprender a ver el lado bueno de cada situación. Aunque parezca lo contrario, siempre se puede aprender algo de cada cosa que nos ocurre.

La resiliencia es la capacidad que puede tener (o aprender) una persona para manejar una situación adversa sin perder la calma. 

Algunos consejos para ser más resiliente

Si bien algunas personas ya nacen con esa habilidad, en otros casos, debemos trabajar para ser más resilientes. La buena noticia es que siguiendo ciertos consejos esta capacidad de afrontar de buena manera cualquier situación se convertirá en tu filosofía de vida.

  1. Ocúpate de tu bienestar

Ser una persona negativa, es mucho más fácil cuando estamos estresados, hemos comido mal o no dormimos lo suficiente. Para ser más resiliente, entonces, tienes que ocuparte por tu salud, tanto física como mental. Esto quiere decir que dediques algo de tiempo semanal o diario para hacer ejercicio, trata de comer mejor añadiendo frutas y verduras a tu dieta y, por supuesto, descansa al menos ocho horas cada noche. También puedes organizar espacios para hacer aquello que te gusta y te relaja: jugar con tus hijos, darte un baño de inmersión, beber una infusión recostado en el sofá, leer un libro…Todo lo que te agrade es bienvenido. Si tu mente está tranquila podrá pensar mejor en soluciones para cada problema.

 

  1. Admite los cambios

La vida está repleta de modificaciones y depende de nosotros considerarlas positivas o no. La flexibilidad es una de las principales características de una persona resiliente. Adaptarnos a los cambios nos permite estar mejor preparados para responder ante cualquier tipo de situación o crisis. Piensa que los cambios son la oportunidad que necesitamos para movernos hacia nuevas direcciones, cumplir nuestros objetivos y ser felices. No olvides que la adaptación es sinónimo de supervivencia y de prosperidad.

 

  1. Descubre un sentido a tu vida

A todos nos ha pasado alguna vez no saber para qué estamos en este mundo. ¿Cuál es el propósito de nuestra existencia? Quizás nunca obtengas esta respuesta pero, al menos, deberías tener bien en claro qué quieres lograr a nivel personal. Tal vez puedas involucrarte más en tu comunidad, hacer tareas de voluntariado, centrarte en lo espiritual o participar en cualquier actividad que le dé un objetivo a tu día a día.

 

  1. Cree en tus fortalezas

No olvides cuáles son tus habilidades y enfócate en ellas cuando algo salga mal. Confía en aquello de lo que eres capaz y manejarás las crisis de una forma eficaz. Puedes hacer una lista con todas aquellas cosas que consideras una virtud en ti. No es de narcisista ni nada por el estilo, sino de una forma perfecta para elevar tu autoestima. El amor propio nos permite afrontar el estrés de mejor manera, así como también superar acontecimientos muy complicados.

 

  1. Razona constructivamente

Para lograrlo debes, como primera medida, tener ganas de mejorar y de encontrar soluciones.Quizás este consejo es algo difícil de llevar a cabo porque las personas solemos enfocarnos en “el vaso medio vacío”.Trata de salir un poco de la situación y deja las emociones de lado si estas no te permiten analizar las cosas correctamente.De nada sirve quejarte de “tu mala suerte” si no haces nada para cambiar.En lugar de ello, determina de qué manera puedes salir adelante y sortear todos los obstáculos que se te presentan.

 

  1. Vincúlate con gente positiva

Es fundamental que elijas bien tus amistades y los sitios en donde pasas tu tiempo. Si tu familia, tus amigos o tus colegas del trabajo se lo pasan hablando de cosas “malas” deberías hallar otro entorno más optimista. Pero, atención, que optimismo no es sinónimo de que nada te importe, sino de saber apreciar el lado bueno de lo que sucede. Las personas que te rodean ejercen una influencia muy fuerte en ti aunque no te des cuenta de ello. Si tienes un problema te recomendamos hablar con aquellos que te ayuden o te den una opinión certera. Si en cambio “le arrojan leña al fuego” o se centran en lo malo de la situación en lugar de sumar algo positivo a tu vida estarán llevándote por el camino del fracaso.

 

  1. Sé optimista

No quiere decir que ignoremos un problema, sino que nos enfoquemos en la solución. Es verdad que permanecer en una actitud optimista cuando las cosas no salen como esperamos puede ser bastante difícil. Sin embargo, allí reside la diferencia entre alguien resiliente y quien no lo es. Comprende que una situación negativa es solo momentánea y que puede mejorar según cómo nos la tomemos. Además, debes pensar que, a pesar de lo malo, tienes muchas cosas buenas por las cuales estar agradecido.

 

  1. Actúa

Debes tener en cuenta que no hacer nada puede empeorar las cosas y en muy pocos casos mejorarlas. No ejercer acciones ante algo es un error muy grande, es una actitud completamente opuesta a la resiliencia. Las soluciones no te caerán del cielo como la lluvia ni llegarán a tu casa como si fuese un paquete. Concentra tus energías en modificar algo que te desagrada. Para ello debes salir de tu zona de confort. En lugar de quejarte por lo que no te gusta… ¡Haz algo para modificarlo!

 

Fuente: mejorconsalud.com