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Cómo comer bien en el trabajo

El rendimiento en el trabajo y por supuesto la salud pueden verse afectados por una mala, excesiva o deficiente alimentación. El estrés, los malos hábitos diéteticos y el sedentarismo a los que se ven expuestos miles de trabajadores cada día en la ficina contribuyen a digestiones pesadas y que se resientan el aparato digestivo y el peso corporal.

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Los especialistas en nutrición recomiendan a los trabajadores seguir estos consejos a la hora de comer para equilibrar su dieta:

Moderar el consumo de café y alcohol: el café aumenta el nerviosismo, la desconcentración y favorece el estrés, y el alcohol, aún tomado en pequeñas cantidades, reduce la capacidad de reacción y favorece la somnolencia. Ambos alimentos por tanto no son aconsejados para la jornada laboral.

Revisar el menú: para aquellos que coman fuera todos los días, es recomendable que escojan restaurantes con una oferta de menú variada y saludable: pasta, ensalada, verduras, pescados blancos, carne a la plancha… Se recomienda no abusar de los postres dulces y elegir fruta o productos lácteos; los alimentos deben favorecer la digestión y evitar la “pesadez estomacal“.

Adecuar la alimentación al gasto energético: una alimentación equilibrada pasa por adecuar las calorías consumidas en función del gasto energético diario. Dependiendo del trabajo que se tenga se deberán comer unos y otros alimentos: los cargos que exigen esfuerzo físico necesitan más proteínas y carbohidratos que los sedentarios. La descompensación de este factor puede llevar a aumentar el peso o, en caso de deficiencia a producir cansancio y fatiga.

Picar entre horas: el consumo de snacks y cosas de picar siempre es desaconsejado por los nutricionistas, pero no el hecho de almorzar ni merendar, si no los productos en sí. Se recomienda dejar de lado los productos envasados y comer fruta, frutos secos y zumos naturales.

Calma y paseos: a la hora de comer se recomienda hacerlo con calma, masticando y tomándose el tiempo necesario. Después de comer también se recomienda dar un pequeño paseo, volver andando a la oficina. Las prisas y el estrés conllevan un descontrol alimentario y la aparición de trastornos metabólicos así como problemas digestivos: flatulencias, dispepsia, indigestión.

En definitiva: menos grasas, reducir el consumo de comida rápida, moderar el de café y alcohol, tomárselo con calma y caminar siempre que se pueda mejorarán considerablemente los hábitos alimenticios de los trabajadores.

Fuente: blogcapitalhumano.com